#203 RELATO EN CONJUNTO #1

"A mi me dijeron que calentase, pero creo que se referían más bien a que publicase de una vez"
Euhmmm... Ya sabrán que estoy en el Relato Conjunto de Furukawa, y que además me tocaba escribir el primer capítulo. Bueno, me costó lo mío pensar en algo, pero por fin, aquí está~ Es algo cortito, pero buscaba que fuese consistente y abierto a la imaginación~ ya tengo ganas de ver qué hace Karin con el material que le he dejado ¿Cómo terminará? ¿Qué tendré que escribir la próxima vez? Sin más les dejo con el primer capítulo de esta historia.
-INSERT TITLE HERE- Relato en Conjunto, capítulo uno, by Momo ¿Es esto lo que se siente cuando mueres? Cerrar los ojos, flotar en un vacío, quedarse sin aliento y rememorar los tiempos pasados deseando poder cambiarlo todo. ¿Esto es morir? La sensación, lejos de ser terrorífica, me está proporcionando una gran paz, por fin terminará todo, y podré descansar tranquilo, sin más reproches por parte de nadie, sin ningún remordimiento, sin más culpa que la de haber dejado el coche aparcado en doble fila. Desde luego, incluso sabiendo mi destino he tenido que aparcar mal. Supongo que ahora no importa. Mientras caigo de rodillas tras el último disparo, observando aún a mi agresor, me voy sumiendo poco a poco en la oscuridad, cada vez más profunda, antes de ver un pequeño rayo de luz.

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-Eh, Abbie, despierta.-¿Qué hace la voz de mi hermana aquí?- Me tienes que llevar a clases, papá y mamá no están. -Tira de mis sábanas, no entiendo nada. Esta escena me es demasiado familiar. Miro a lado y lado, estoy confuso, creí que hacía un momento... miro el reloj, son las siete y media. Es Lunes. ¿Lunes? Me levanto de la cama mientras mi hermana Emily parlotea y me critica por ser tan vago, escucho algo de "estar de resaca de nuevo" pero no puedo darle importancia. Lo que me está pasando me está dando mucho más dolor de cabeza. ¿Acaso he saltado atrás en el tiempo?

Palpo mi pecho y abdomen buscando heridas, me toco la cara buscando golpes, pero estoy intacto. ¿Cómo es posible? Sigo dando vueltas al asunto, de pie y con la mirada perdida en la ventana de mi habitación, hasta que recibo un zapatazo en la nuca. Mi hermana está preparando el segundo zapato cuando me giro con los ojos desorbitados y la miro como si fuese la primera vez que nos conocemos.

-¿Pero qué te pasa? Mejor me voy en taxi, no pienso tener un accidente por culpa de un drogado. -se dirije hacia mi cartera, yo sigo demasiado pensativo como para reclamarle los treinta dólares que saca de ella antes de salir a toda prisa de casa para pedir un vehículo. Cuando me doy cuenta de que realmente estoy vivo, de que la vida me ha dado una segunda oportunidad, ya es tarde. Estoy solo.

Me doy cuenta de la situación y noto cómo mi rostro empalidece gradualmente. Corro hacia el baño para vomitar, lo que me ha pasado(¿que me pasará?) puede suceder de nuevo. Si he logrado regresar significa que debo cambiarlo. Me lavo la cara con agua helada y recupero un poco de fuerzas comiéndome un azucarillo de la cocina. Vuelvo a mi habitación, tomo una libreta y un bolígrafo. Por mucho que intento pensar en lo que ha pasado, sólo logro recordar el momento en el que un hombre de aspecto siniestro me dispara tres veces en el tórax. Tampoco consigo adivinar su aspecto, sólo que era alto y que sus menos eran huesudas a pesar de ser tan enormes. Por lo visto me toca cambiar un destino del cual desconozco cualquier detalle, además del final, claro.

Me doy por vencido cuando el reloj marca las doce, del medio día. Tengo el rostro pegado a la superfície de la mesa y miro al vacío en la pared de azulejos de la cocina mientras intento pensar en cómo evitar la muerte. Bien podría quedarme encerrado en casa estos siete días, pero entonces recuerdo que tengo algo importante que hacer. Mi hermana mayor, Renata, se iba a casar el Jueves. ¿Empezará todo allí? ¿Empezará antes? No tengo el traje y para colmo soy uno de los padrinos. Suspiro pesadamente. Mi mente no está precisamente para bodas.

A las tres vuelve Emily de clase, quejándose irremediablemente de que tiene tres exámenes para mañana se encierra en su habitación. Ella es menor que yo, tiene trece años. Mi hermano Robin y yo somos los medianos, mellizos, de veinte, y Renata cumplió los veinticuatro hace un mes. Todos nos caracterizamos por un cabello muy negro y una piel tostada al sol de tonos dorados. Renata y yo tenemos los ojos oscuros, pero Robin y Emily son los guapos de la familia, con increíbles ojos ámbar ribeteados en verde. Sacaron la parte buena de la familia. Y yo por supuesto he sacado la mala suerte, la oveja negra de la familia. Aunque de hecho no es culpa mia... no del todo.

Cuando iba aún al instituto era aficionado a los cómics, a la música metal, a las fiestas desenfrenadas y a las chicas (aunque ellas no pensaran lo mismo). Claro que también era el marginado de la clase. El rarito, el psicópata (ya te tachaban de eso sólo por llevar ropa oscura y el cabello algo más largo de lo normal), el inútil, "ése-que-no-se-ducha"... bueno en eso último por supuesto se equivocaban.

El caso es que por unos problemas de bullying y unas cuantas palizas dejé los estudios por depresión. Me clavé profundamente en mi dormitorio y no salí de allí en unos cuantos meses, y tardé un año y medio en pensar siquiera en buscar un trabajo. Un año en el que las discusiones a mi costa crecieron como la espuma. Cuando por fin logré encontrar un puesto fijo de dependiente en una tienda de antigüedades por las tardes mi familia casi se va de rodillas a la iglesia rezando los salmos. Salí poco a poco de mi depresión, e incluso conocí a una chica. Pero me dejó por otro que ni siquiera era más guapo que yo, pero tenía un trabajo mejor pagado. Hace un mes me volví a quedar en paro, así que tengo todo el tiempo del mundo y unos cuantos ahorros para no sobrecargar a mi familia mientras encuentro otra cosa.

Ah, no. Error mío. Ya no tengo todo el tiempo del mundo. Sólo me quedan siete días para evitar mi muerte.
Fin del primer capítulo.