#262 SUMMER NIGHT DREAM #7


Parte VII - Luna

De nuevo en el bosque. Cada vez que estoy triste u ofuscado huyo a este lugar para pensar con tranquilidad, haga frio, calor o humedad, no me importa mientras pueda llegar a este claro para echarme sobre las hojas secas que nadie se molesta en limpiar. Esta es una zona natural y no se oye ni el ruido de las máquinas ni el sonido de motores, ni siquiera voces humanas. Tan sólo el gruñido de algunos animales, o el correteo de roedores y alimañas. Últimamente creo que me siento mejor aquí que en ningún otro sitio, con la sensación de estar perdido en el País de las Maravillas, el estómago en un puño y el corazón en la garganta, queriendo saber que es lo que pasará a continuación y entrando en un mundo propio de ensoñaciones que finalmente apagan mi malestar inicial.

Hoy hay luna creciente. A más de la mitad de su ciclo, su blancura ilumina el bosque con sinuosas sombras que pueden ser o bien monstruos despiadados o bien orejas de conejito. Me tumbo con la espalda apoyada en el tronco de un árbol y miro al cielo. Ahí está, brillante y majestuosa, con ese halo de luz tenue a su alrededor. Si no supiese que tan solo refleja la luz del sol hacia la tierra pensaría que ese satélite blanco está hecho con el polvo de mil hadas hermosas que le han otorgado la eterna gracia de su belleza.

Por momentos siento un gran alivio, la luna me sonrie con su luz y ahora nada puede dañarme, nada puede entrar a mi refugio. Me siento flotar mientras mis ojos se cierran lentamente, pudiendo ver a través de los párpados algo de brillo tenue. Cuando vuelvo a abrirlos no tengo ni idea de cuánto tiempo ha pasado. Entre los árboles en el horizonte veo algo de amanecer, y la luna ya no está sobre mí, si no más allá, medio tapada por un nido de gorriones que empiezan a piar dando la bienvenida al nuevo día.

Este momento es clave, cuando aún con el cielo claro, el satélite aún muestra algo de su hermosura antes de desaparecer dando paso al brillante astro que nos da su calor. Cuando miras de reojo parece irse, pero cuando vuelves a mirarla te devuelve la sonrisa. Intento levantarme, mis piernas están entumecidas por el frío, me cuesta volver a despertarlas para lograr dar unos cuantos pasos. Llegaré a mi casa, me prepararé algo caliente y me daré un baño. Hoy me siento mejor y podré seguir avanzando, y cuando vuelva a sentirme confuso volveré al claro, a reencontrarme con mi amada.

Gracias Luna.


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