#260 SUMMER NIGHT DREAM #5

Parte V - Hogar

Lluvia incesante desde ayer, suerte que estoy bajo esta cornisa. Miro a la gente pasar, nadie repara en mi presencia. Mis orejas congeladas, mi nariz enrojecida, mi mirada suplicante. Hace mucho frío, pero el cartón de esta caja ayuda a que el viento no aumente mi ya avanzada hipotermia. Se me acerca alguien, una niña, su madre la toma rápidamente del brazo y la aleja de mi. No quiere cosas como yo cerca de ella. Suelto un breve gemido lastimero, que se corta al igual que mi respiración. Estoy cansado y no tengo más que la caja y una colchita que me dio una vieja que pasaba por aquí de vez en cuando.

Me acomodo más bajo la cornisa, el sol no se ve con ganas de salir, y las gotas de lluvia golpean el suelo, haciendo un pequeño charco frente a mi que me salpica cada vez que alguien lo pisa. ¿Cómo puede ser que nadie me ayude? Tengo hambre, me quejo constantemente para que alguien de reparo de que estoy aquí, vivo, esperando a que alguien me abra su corazón.

Doy un leve estornudo, creo que será mejor acurrucarme bajo la colcha y dormir un poco. Esperemos que mañana sea un dia algo más favorable. Me estiro y acomodo un poco la colcha antes de meterme debajo. No pasa mucho tiempo antes de que me quede dormido.

...

-¡¡Mira mamá!! ¡un gatito! -me despierto sobresaltado, estoy tiritando por el frio, pero al menos ya no llueve. Un poco más allá una niña me mira con los ojos muy abiertos. Alzo mis orejas y suelto un gemido agudo- ¿Me lo puedo quedar? por favoooor~

Una mujer aparece tras la pequeña, mirandome entero. Se acerca. Sonrie, ha reparado en mi presencia, en mis orejas congeladas, en mi nariz enrojecida, en mi mirada suplicante. Ladeo la cabeza en un intento por conquistarla ¡y por lo visto lo consigo! me toma en sus manos, soy muy pequeño y quepo fácilmente en su bolso. Dejan atrás la caja y la colcha completamente empapadas mientras yo maullo frenéticamente impaciente por saber a dónde voy.

...

-¿Un gatito? No no no, no se puede quedar aquí ¿Quién va a cuidarlo?-el hombre que esperaba dentro de la casa no se ve muy contento de verme, pero su mujer sigue hablando con una sonrisa suave, tranquilizandolo. El hombre vuelve a mirarme, me encojo en la bolsa con algo de temor y agacho las orejas. Él respira profundamente y me toma por el pellejo de la nuca, apenas necesita dos dedos para hacerlo- Que conste que te quedas porque lo he decidido yo. O respetas mis normas o de patitas en la calle ¿entendido?

No tengo ni idea de lo que me ha dicho, pero creo que tendré que ir con cuidado si no quiero acabar en otra caja. El hombre me devuelve al bolso y la mujer y la niña se miran, sonriendo satisfechas. Por lo visto aquí son ellas las que mandan, o algo parecido.

...

Ha pasado tiempo ya desde que llegué a esta casa. La pequeña crece a pasos agigantados, y los mayores tienen pelos blancos en la cabeza. Yo por mi parte soy cada vez más grande. He estado a punto de ser echado por culpa de mis juegos, pero siempre acaban suspirando y dejandome en paz. Quiero mucho a mi familia, aunque a veces me escape por la ventana para jugar con otros gatos, o me ponga a arañar los sillones.

Cada dia los mayores se llevan a la pequeña, la mujer vuelve a medio dia para darme de comer, por la tarde se va para buscar a la niña y el hombre no vuelve hasta la noche. Y vuelta a empezar. Yo me dedico a jugar por aquí, a dormir por allá. A veces me encuentro la ventana abierta y salgo para pasear un rato.

Un dia se les ocurre salir por la tarde un fin de semana, a la pequeña se la ve ilusionada por ver "esa película" y los padres tienen que calmarla de vez en cuando, porque se pone algo nerviosa. Me restriego por sus piernas, despidiendome como siempre, y me atrevo a dar un leve tirón a los cordones de los zapatos de él. Rien todos a mi costa cuando me quedo enredado y tras ayudarme se van, cerrando la puerta.

No vuelvo a verles.

...

Después de seis meses sigo en esta casa. Unos hombres con uniformes han vaciado todo, algunos vecinos vinieron a cuchichear. Ya no está el sillón con una pata destrozada a mis manos, y se han llevado mi ratita de goma. Ya no hay fotos que romper, ni libros que tirar. Pero sigo aquí, pues esta es mi casa, y siempre he vivido aquí. Siempre me daban de comer sobre esa encimera, y siempre jugaba a atrapar hilos debajo de esas sillas. A veces me doy un par de vueltas por las habitaciones. Recuerdo cuando dormia en el colchón junto a los mayores, y la pequeña entraba de madrugada, desvelada, para saber si aún seguía allí. Maullo de nuevo una noche entera.

...

Llegan otros. Están amueblando mi casa de nuevo. Son una pareja joven. Yo he seguido aquí, impasible junto a la puerta. Les veo pasar y me miran extrañados. Cuando entro en la casa el chico me hace salir de nuevo, persiguiéndome, pero la chica lo detiene algo molesta. Cuando saludan a un vecino éste les dice que siempre he estado ahí, que era el gato de la otra familia. El chico sigue receloso, pero con un beso todo se aclara. Les miro con recelo. La chica entra mientras el chico me vigila. Huelo algo delicioso, parece pescado, o carne. La chica trae jamón. Me relamo y suelto un maullido ansioso. Me ha dado por ronronear de forma suave.

Los dos sonrien y me dejan pasar. Todo huele diferente, tendré que destrozar la pata de ese sofá, dejaré muy claro que la comida se me sirve sobre esa encimera, y sobre todo, yo duermo en el colchón, con ellos. Mi antigua familia seguirá viva mientras yo siga vivo. Y hasta el dia que me muera, aún con todas las familias que pasen por esa puerta, esta será mi casa.

"ESTE SERÁ MI HOGAR"


1 comentario: