#248

"One Shot"

Cuando la noche llegó y por fin las luces estaban apagadas, le escuchó. Brevemente, muy bajito, un susurro en sus oídos, dulce, llamándola, buscándola en aquella oscuridad.

-Circe... ven... ven...

Abrió los ojos, violáceos, cansados, algo apagados. Esos ojos que reflejaban el dolor y la nostalgia, los problemas, el esfuerzo, el tiempo... en soledad. Su nombre sonaba tan irreal ahora, como si no viniese de este mundo. El susurro seguía allí, pero era casi imperceptible ahora. Se incorporó en la cama, su cabello castaño cayó sobre sus hombros, cubiertos apenas por los tirantes anchos de su pijama morado.

-C...ce... quí... v... aqu... 

Era la primera vez que se decidía a seguir la voz, aunque hacía ya casi un mes que la escuchaba pero había tenido miedo siempre... hasta ahora, cuando se deshizo de las sábanas y se calzó las zapatillas. Dudó un instante y se cambió los zapatos, tomó un suéter, ¿qué estaba haciendo? Debía darse prisa, la voz ya casi no se oía.

Bajó las escaleritas, giró a la derecha en la segunda puerta y llegó al recibidor. Iba a abrir la puerta, pero entonces la voz la llamó desde atrás. Se dio la vuelta... Lo único que había tras ella era su reflejo. Sus ojos castaños y su cabello violáceo... no... esa no era ella... ¿o sí?

Su sonrisa le devolvía la mirada. Era ella pero al mismo tiempo, no lo era en absoluto. Los ojos del espejo mostraban cariño, felicidad, tranquilidad, gentileza... Una chispa viva que la hacía sentir bien y nerviosa al mismo tiempo. El reflejo abrió los brazos mientras que ella se encogía en el suéter. Pero parpadearon al mismo tiempo.

-Circe... has venido
-Iris... he llegado

Hablaron al mismo tiempo... ¿Cómo... supo el nombre de ese reflejo? Iris... sonaba tan sólido entre sus labios. Como una pisada sobre suelo firme tras años embarcada sobre los mares. La miró de nuevo. Eran idénticas. Extendió su mano hacia el cristal e Iris hizo lo mismo esta vez. Ambas apoyaron sus frentes en la lisa superficie y el vaho de sus alientos empañó de la misma manera el espejo.

-Ven conmigo Circe. Ya no tienes por qué sufrir más. Sé que tus padres se han ido, sé que no duermes, no comes, ni sales a la luz del sol. Te ayudaré a superar tu miedo, te enseñaré a volar y a sobrevivir con el dolor encerrado. Déjame mostrarte un mundo más allá de lo imaginado, en el que sanarán tus heridas...

Esas palabras se oían como miel en sus tímpanos. Apoyó la mitad de su rostro en el frío y aferró su mano contra el cristal. Por un momento pensó en decir "sí" de forma rotunda, pero en su lugar apretó los labios y se alejó un par de pasos atrás. Miró de nuevo a Iris, que mantuvo su rostro sereno a pesar de ese primer signo de rechazo. Circe no se atrevió a evadir su mirada. Ablandó su rostro y las lágrimas empezaron a brotar.

-Tengo miedo... De no estar preparada para volar aún. Me siento como un pajarito con las alas rotas y no quiero caer estrepitosamente de nuevo...

-Tus alas siguen rotas, pero no sanarán si no las extiendes, se atrofiarán y se quedarán paralizadas para siempre.

-No quiero eso...

-Entonces dame la mano.

Circe tocó el cristal, rozó la yema de los dedos ajenos y algo ocurrió. El cristal ya no estaba, cayó en las profundidades del reflejo y desapareció de este mundo. Una exhalación fue lo último que salió de su boca antes de abrir los ojos en un mundo nuevo... Aprendió a volar, y así lo hizo. Aprendió a convivir con su dolor y a dejarse llevar por una nueva libertad. Iris la acompañó y cuando dejó de ser necesaria, desapareció.

Quizá pasó mucho tiempo, quizá solo fue un sueño. Circe volvió a casa del algún modo extraño, un susurro dulce en la lejanía se despidió. Se levantó y se acomodó un par de botas. Se puso un suéter sobre su pijama morado. Bajó la escalerita y estuvo a punto de darse la vuelta para ver su reflejo... Pero abrió la puerta a la luz de un nuevo día.

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 Pelea interna. Esa que muchas veces tenemos todos. El miedo a volar con las alas rotas, y el error de no hacerlo antes de que se atrofien.

Siendo más reflexivos y entrando en algo ya más personal... Aún continúa mi lucha. Y quiero abrir los ojos en ese mundo nuevo y salir a la luz de un nuevo día. Sólo que me falta un reflejo que me de la mano. En parte por eso no me ven mucho por aquí, por muchas cosas más este lugar casi muere, pero como no me da la gana, lo iré actualizando. Sin presiones. Lo siento...

Y sin darme cuenta llegué a los ciento un dálmatas... digo seguidores. Prometo que mi próxima entrada será respecto a eso pero por ahora... ¡¡YUHUUUUU!! ¡¡CIENTO UN DÁLMATAS!! (ok ya hahaha). Hasta entonces:

DATOS RANDOM:
-Hace ya un tiempo ¿eh? Se me han acumulado las afiliaciones y hasta las entradas... (el Capitán Oruga tiene algo por ahí escondido)
-Hay mucho que contar pero todo a su tiempo.
-Miau, eso es una pista

2 comentarios:

  1. Ya era hora de que publicaras algo :D. A ver si resucitas un poco esto.

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  2. Uwu siempre nos cuesta una mano amiga que nos de la fuerza para extender nuestras alas y avanzar uwu
    Mucha fuerza y animo ir paso a paso en muestras vidas hasta q esa mano amiga aparesca
    Muchos besitos (❁´3`❁) ♡

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